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“SORPRENDER, APOSTAR. ARRIESGAR Y, SOBRE TODO, SER LOS PRIMEROS”

Grupo Tragaluz es una empresa familiar que ha hecho de la ilusión el motor de su éxito.  Sin una ruta concreta establecida, Grupo Tragaluz ha crecido guiándose por la intuición y la premisa de hacer las cosas bien hechas. Todos sus restaurantes nacen de una idea común: ser diferentes. Tras cada uno de ellos hay un concepto distinto tan diverso como puede ser la inspiración o las influencias culturales que lo rodean. La importancia de la comida, la estética y el cuidado por el detalle, ya sea en el diseño del local, la elaboración del plato o la presentación de la carta, definen la identidad de los restaurantes del Grupo: lugares de cuidado diseño donde el comensal come bien y tiene una experiencia global positiva. Y todo ello a un precio honesto.

En 1987, Rosa María Esteva y Tomás Tarruella, madre e hijo, fundaron el Mordisco, un simpático restaurante que no tenía más pretensiones que ofrecer bocadillos, comida casera y ensaladas en pleno paseo de gracia. La idea era crear un local que fuera como estar en casa, cocina informal y mesa para compartir, un concepto muy innovador en aquel tiempo que rápidamente convirtió Mordisco en un local de referencia. El éxito les animó a ir ampliando el negocio con otros restaurantes, cada uno concebido de forma independiente y planificado con el máximo esmero. A Mordisco le sucedieron Tragaluz (1991), Tragamar (1996), Agua (1997), Acontraluz (1997), Negro, El Japonés (1999) y Bestial (2002)

En 2003, se inició una nueva andadura, su primer hotel, el Omm. Su carácter urbano y cosmopolita y su amplia oferta gastronómica y de ocio, le convirtieron des del principio en el lugar de encuentro tanto para visitantes como para barceloneses.

Tras el Omm, llegaron los restaurantes: Rojo (2005), Cuines Santa Caterina (2005), Bar Lobo (2006), La Xina (2008), su primer local en Madrid, Bar Tomate (2009), al que le siguió Luzi Bombón (2011). El mismo año se inauguraron en Barcelona Luzia y Pez Vela, y en 2017 Fan ho y Tomate Barcelona. En 2021 se abrió el japonés escondido y en el 2022 FiskeBar.

 

 

Cada una de las propuestas del grupo tiene un carácter propio, fruto de un estudiado equilibrio entre la gastronomía y el diseño de espacios. La cocina es altamente creativa, pero fundamentada en la tradición y realizada siempre con productos de la mejor calidad. Sandra Tarruella, responsable del interiorismo, ha buscado siempre crear ambientes originales y cálidos, que hicieran de la comida un acto social lleno de placer y de significado.

La experiencia de Rosa María Esteva y el espíritu aventurero de Tomás Tarruella aportan una amplia visión para que cada restaurante sea un establecimiento singular y carismático. La implicación y pasión de las personas que forman la empresa ha sido otra de las claves que explican la buena acogida que han tenido siempre los locales del Grupo Tragaluz, y es lo que mantiene viva la ilusión por realizar continuamente nuevos proyectos

A día de hoy, confían en Ágora para gestionar todos sus locales, sin duda es un éxito, el cual nos ánima a seguir ofreciendo el mejor de los servicios