Dentro del portfolio de proyectos de Pia Capdevila se encuentra 8Sides, un edificio de apartamentos en el centro de Barcelona con una línea de negocio similar a un hotel, ya que incluye zonas comunes para los huéspedes, pero en la que la interiorista ha debido implementar toda la esencia de un proyecto residencial, dado que se trata de viviendas de alquiler para media y larga estancia. En la mezcla de ambos conceptos, tenía claro que debía crear unos espacios «con una personalidad muy marcada, con identidad propia», si bien es cierto que juega con estilos muy diferentes, aunque perfectamente fusionados en los diversos espacios, generando atmósferas pensando especialmente en «sentirse como en casa».
La propiedad ha influido mucho en el desarrollo del proyecto teniendo en cuenta que el edificio, finalizado en el año 1936, pertenece a una familia catalana, cuya quinta generación es la que lo está gestionando actualmente. De ahí la importancia de mantener al máximo el valor histórico del inmueble, del que cabe destacar su fachada de estilo art deco tardío, con ligera influencia racionalista, perfectamente rehabilitada. Además, no hay que olvidar su privilegiada ubicación, en el llamado Quadrat d’Or del Ensanche de Barcelona, a dos calles del emblemático Paseo de Gracia. Pero el edificio escondía otros tesoros constructivos de origen, como el sótano, descrito inicialmente por Pia Capdevila como «unas mazmorras tétricas» debido a su estado de completo deterioro, para a continuación reconocer que «tenía un potencial espectacular. Es una auténtica joya y, de hecho, es el punto de origen que marcó todo el proyecto».
La envergadura de este proyecto integral de 3.200 metros cuadrados ha consistido en la rehabilitación de la fachada, catalogada por Patrimonio, así como la transformación completa de todos los interiores para adecuarlos a un uso residencial de 29 viviendas de alquiler temporal bajo la fórmula de co-living, es decir, con unos espacios comunes, como recepción, gimnasio, zona de coworking, solárium con piscina, salones y HonestyBar.
Cuando cruzas la entrada del edificio, un elegante espacio cuadrado que corresponde a la antigua portería da la bienvenida al huésped, y se ha querido conservar tal cual, con sus suelos de mármol originales, las paredes estucadas y sin apenas accesorios, salvo una mesa antigua y una lámpara colgante, para potenciar el efecto de ‘entrar en casa’, huyendo de la apariencia de un hall de hotel.
Las claves de la reforma
El principal reto al que se enfrentó Pia Capdevila en esta reforma fue conseguir que entrara luz natural en el sótano totalmente ciego, además de la ventilación. Debía hacerlo desde la fachada posterior del edificio que se rehabilitó completamente para poder abrir esa comunicación visual y para ello tuvo que cambiar la estructura de algunas terrazas y patios interiores existentes.
La interiorista también destaca que, aunque haya una apariencia distinta de estilos según las plantas, «los materiales son siempre los mismos y se van repitiendo en todas ellas para crear un hilo conductor que sutilmente aporta al huésped una sensación visual envolvente». Un ejemplo claro está en el pavimento de cuarterones que mezcla madera y cerámico y que se repite tanto en la planta baja como en la del sótano y que sirve para delimitar algunos espacios, como la recepción o la zona del co-working. Algunos modelos de lámparas colgantes de diseños muy marcados son otras piezas que también comparten distintos espacios del edificio, incluidos los apartamentos.
En cuanto al mobiliario de la planta inferior, se ha buscado que fuera muy versátil para poder moverse, dado que este espacio con encanto está destinado a ofrecer diversos usos, tanto sociales como de negocios.