La Tía Feli acaba de inaugurar su tercera dirección en el barrio de Chamartín, a la altura de Cuzco. El recién llegado tiene un aire más moderno que sus predecesores, tanto en carta como en la decoración, pero mantiene la misma esencia.
En la propuesta gastronómica, común a todos los espacios,no faltan clásicos como La Gilda, Salmorejo del Califato, una Ensaladilla de bonito, el elegante Matrimonio de ‘La Malaje’; una sección propia para los tomates, con frutos de El Colmado -negocio que también forma parte del Grupo Mimosa-; otra de frituras bien hechas donde encontramos esas típicas Pavías de bacalao y mahonesa de ajo asado, el tradicional Flamenquín cordobés, o su versión del norte, El Cachopito, entre otros.
Hay un apartado para los amantes de las chacinas -con quesos y embutidos nacionales e internacionales- y el laterío de calidad; unos molletes que quitan el ‘sentío’: de sobrasada con queso curado y miel de romero, de chicharrón de Cádiz y tomate o del tan de moda pastrami. Muchos de ellos ya conocidos por los fans de La Tía Feli, pero además, aquí hay platos nuevos como sus Callos de Madrid picantitos o el Taco pulled pork.
Este local también cuenta con una selección de caprichos con su Caviar Amur Beluga y una copa de champagne. Aunque no rechazan el vermú, unas cañas bien tiradas, y aquellos que disfrutan eligiendo alguno de los vinos de su extensa y variada carta, con blancos, tintos, un rosado y buena selección de generosos, casi todos nacionales -salvo alguno francés, italiano y alemán- y muchos de ellos por copas. Hablando de copas.
En la cuidada decoración ha intervenido MRGO Arquitectos, creando un ambiente de lo más moderno sin olvidarse de mantener la esencia tabernaria que caracteriza a los negocios de la firma.
La Tía Feli tiene capacidad para unas 20 personas en la zona de barra, 24 sentadas en la planta de abajo y 40 en las 14 mesas altas y bajas y los barriles de la terraza.