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Piensa en un asador. Ahora, olvídate del concepto que tienes arraigado. Sí, ese que sabe a antiguo mesón castellano. Llega Roostiq, un restaurante de finca en el corazón de Chueca (Augusto Figueroa, 47) ¿Su mejor eslogan? El fuego como pasión. Y es que aquí se ponen de manifiesto, por una parte la materia prima y por otra, la forma de prepararla.

Empecemos por el principio. Los dueños de Roostiq tienen una finca de 150 hectáreas en la localidad de Palazuelos (Ávila). Y, teniendo la mejor materia prima, cuidada por ellos mismos, ¿cómo no iban a aprovecharla? Es así como este restaurante se autoabastece con sus propias hortalizas, pollos de corral y cerdos de bellota. Pero aún hay más, lo que ellos no producen -carne de vaca- lo obtienen de proveedores locales del País Vasco, por lo que el origen en ambos casos está asegurado. ¡Ah! Otro punto a tener en cuenta, estos proveedores son los mismos que abastecen las cocinas de los grandes chefs Pedro Subijana y Martín Berasategui. La segunda premisa que has de tener clara es, que si tienes un buen producto pero no lo tratas bien, no tienes nada. Y eso lo tienen claro en este restaurante ya que importa tanto lo que cocinan, como la manera de hacerlo. Culto al fuego como pasión gastronómica. Por eso aquí todo pasa por tres formas diferentes de fuego: un parrilla para cocinar al carbón, un horno napolitano -traído ladrillo a ladrillo de Italia- para cocinar a la leña y el fuego directo, ese con el que saltean los alimentos a la llama. Y lo mejor es que podrás verlo todo a través del cristal que separa las mesas de la cocina.

Sin duda, nos hace especial ilusión formar parte de este gran proyecto, al cual estamos tremendamente agradecidos por la confianza demostrada